Durante el verano los desplazamientos por carretera aumentan considerablemente con respecto al resto del año, lo cual incrementa las posibilidades de sufrir un accidente en el periodo comprendido entre el mes de junio y el de septiembre. Por eso, si vamos a conducir en verano es muy importante extremar las precauciones para evitar que nuestras vacaciones se vean arruinadas por un accidente de tráfico, tanto durante la operación salida como durante la operación regreso.
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Revisa tu vehículo antes de marcharte de vacaciones
No hay nada peor que quedarse tirado en mitad de la carretera porque alguna pieza de nuestro vehículo ha fallado. Para evitarlo y asegurarnos de que disfrutaremos de unos merecidos días de descanso en la playa o la montaña, es fundamental realizar una revisión del vehículo. Comprueba que las ruedas están bien y si es necesario, visita una tienda de neumáticos para comprar unos nuevos. En el caso de que estén bien, asegúrate de que la presión es la correcta. Pero también es muy importante comprobar los frenos y las luces, así como las escobillas, el aceite, el aire acondicionado y el líquido del limpiaparabrisas para evitar la acumulación de insectos en el cristal delantero.
Márcate hora de salida pero no de llegada
Intenta ponerte una hora de salida puntual para evitar conducir cuando el flujo de tráfico es mayor. Evita la primera hora de la mañana y el mediodía. Sin embargo, no es conveniente ponerse hora de llegada, ya que esto hará que nos estresemos más y que conduzcamos más rápido. No obstante, tampoco es conveniente conducir en verano por la noche, ya que las posibilidades de sufrir un accidente se incrementan notablemente, tanto por el sueño como por la pérdida de visión que se experimenta a estas horas.
Intenta circular por autovías y autopistas siempre que sea posible
8 de cada 10 accidentes tienen lugar en carreteras convencionales, por lo que siempre que sea posible es recomendable tomar la autovía o la autopista. Es cierto que las autopistas son de pago, pero la vía siempre se encuentra en mejores condiciones y es más amplia. Además, en las carreteras convencionales solemos encontrar más radares y seguramente no quieras llevarte una desagradable sorpresa al regresar de vacaciones.
Haz paradas cada 2 horas o 200 km
Es importante que emprendas el viaje siempre después de haber descansado bien y parar en cuanto comencemos a notar los primeros síntomas de fatiga, ya que este tipo de situaciones siempre son el peor enemigo del conductor. Un conductor fatigado duplica la cantidad de distracciones y, en consecuencia, su tiempo de reacción se reduce considerablemente, comete más errores y mira los retrovisores y las señales cuatro veces menos que cuando va descansado. Si notas picor en la cabeza, se te duermen los brazos, te desvías del centro de la carretera o no recuerdas lo que ha pasado en los últimos kilómetros, quiere decir que estás fatigado y que debes parar a descansar. Si vas a conducir en verano, intenta hacer paradas para que te dé el aire, tomar algo para hidratarte y combatir el calor y, por supuesto, estirar las piernas.
Además, al llegar al destino, recuerda hacer una parada de 5 minutos antes de entrar al casco urbano. Sabemos las ganas que tienes de llegar, pero debes saber que es en la recta final del viaje cuando se producen la mayor parte de los accidentes. El exceso de confianza en que ya nada puede pasarnos hace que perdamos la concentración y que podamos sufrir algún percance, más aún cuando todos los núcleos turísticos están repletos de coches y peatones. Haz una parada para relajarte y tomar conciencia de que debes concentrarte más para conducir en verano por el casco urbano hasta llegar a tu destino.