Según un estudio llevado a cabo recientemente, más de la mitad de los conductores españoles circula con una presión incorrecta en los neumáticos de su vehículo, lo que, sin duda, influye negativamente en su vida útil y en la seguridad vial. Lamentablemente, no todos los conductores dan la importancia necesaria a los neumáticos, lo cual supone un gravísimo error, tanto porque ponemos en riesgo nuestra vida como por el gasto de más que conlleva.
Cada fabricante de automóviles selecciona, testa y homologa distintos neumáticos para cada uno de sus modelos, siguiendo unos criterios de peso, rendimiento y tamaño, entre otros. Los índices de peso de los neumáticos y velocidad son los más importantes a la hora de elegir los neumáticos, ya que de ello dependerá la presión que debemos aplicarles.
En este post podrás leer:
Cómo elegir la llanta adecuada
Pero además, la llanta es algo que influye mucho en la elección de los neumáticos. Muchas veces, cuando compramos un vehículo, no tenemos en cuenta los neumáticos que trae de serie. Nos preocupamos en ponerle las llantas más bonitas y olvidamos que algún día las ruedas se gastarán y que tendremos que cambiarlas. Y es nuestro bolsillo el que lo terminará pagando. Esto no significa que debamos comprar el modelo con tapacubos y los neumáticos más finos. Ciertamente un neumático grande siempre proporciona mayor seguridad, pero todo en su justa medida.
Cuanto más grande y ancha sea una llanta, más pesada será. Este exceso de peso de los neumáticos se multiplica por cuatro, debido a las fuerzas de giro, en el cubo de la rueda. Con lo cual, una llanta que pese 5 kg en reposo, pesara 20 kg o más cuando el vehículo esté en marcha. Esto equivale a un peso adicional de 80 kg, lo que resta dinámica y capacidad de aceleración durante la conducción. En este sentido, las llantas de aleación son una de las mejores opciones, ya que son más ligeras, lo que favorecerá un mejor comportamiento del vehículo. Gracias a ellas, podemos ahorrar hasta 10 kg con respecto a las llantas de acero. Además, disipan mejor el calor de los frenos, lo que permite una conducción más dinámica. Eso sí, su precio es más elevado, son más delicadas a los golpes y no son fáciles de reparar.
El código del neumático
Elegir unos neumáticos inadecuados repercute en un menor confort de conducción y termina por aumentar el consumo. Así pues, antes de cambiar las ruedas, debemos tener en cuenta los códigos impresos del neumático para elegir el que mejor nos venga a nosotros y a nuestro vehículo. Estos códigos nos indican la anchura, la altura, el diámetro de la llanta, el código de velocidad y el índice de carga. Este último tiene que ver con el peso máximo que el neumático puede soportar. No es equivalente a kilos, sino que está asociado a una tabla de equivalencias.
No obstante, aunque la presión debe ser siempre la recomendada por el fabricante, es importante tener en cuenta que debe modificarse en función de las condiciones de rodadura. Y es que no es lo mismo viajar solos que a plena carga o conducir a más o menos velocidad y si se realiza durante mucho tiempo en un trayecto largo.
Equilibrar el peso de los neumáticos
Por otro lado, aunque compremos las ruedas adecuadas en una tienda de neumáticos de confianza, debes saber que es muy importante que el equilibrado de ruedas es fundamental. ¿En qué consiste? Se trata simplemente de igualar el desequilibrio de peso del conjunto llanta-neumático.
Si no se lleva a cabo, se produce un temblor en la dirección o en el vehículo cuando se conduce a cierta velocidad debido a la fuerza del giro. Por eso, hay que averiguar en qué parte de la rueda hay más peso con la máquina de equilibrar del taller. De esta forma, evitaremos males mayores. ¡Feliz conducción!